
Un murallón insustentable y no inclusivo
Por Marcelo Martínez, dirigente ambientalista, ex concejal UCR y pre candidato a intendente de Ensenada por Juntos por el Cambio.
A pocos días de su inauguración con presencia presidencial, el denominado “Paseo Costero de Punta Lara” desnuda los efectos negativos en el aspecto ambiental e inclusivo.
Desde el punto de vista ambiental, hay varios factores que podemos mencionar a modo de ejemplo, y que algunos visitantes no lo dimensionan: uno de ellos es la pérdida del paisaje ribereño y los humedales costeros, como así también la pérdida de playa que supera los 200 mil metros cuadrados, teniendo en cuenta que hasta ahora se avanzó unos 1000 metros y se prevé que la obra se extenderá unos 2 km de extensión, pasando geográficamente el camping GASAV.
Estas cuestiones no son menores ya que lograron una degradación importante sobre el ambiente y la identidad ribereña puntalarense, aunque en lo superficial parezca una bella obra, en donde debemos sumar el cambio de la línea de ribera, avanzando unos 50 metros de la ribera original, sin estudios y autorizaciones de los organismos competentes como ABSA y la Autoridad del Agua.
En el devenir de los días se evidenciaron otros problemas ocasionados por la obra y que no fue contemplada, nos referimos a la barrera arquitectónica del que son víctima las personas que padecen leve o grandes dificultades de movilidad o discapacidades, atento que se ven limitadas en el contacto directo con el río o la demandada playa, producto de las escaleras no aptas para dichos vecinos, debido a sus dimensiones e inexistencia de rampas para dificultades motrices.
En ese kilometro de muralla solo hay una bajada o rampa para lanchas, a parte de las escaleras antes mencionadas. A ello debemos sumar lo constatado por algunos deportistas náuticos, que nos han manifestado con preocupación, el efecto que provocan las olas al rebotar en la muralla que al volver forman una especie de remolino. Ello hace no solo peligroso la práctica de deportes a pocos 40 metros de distancia, sino también a los bañistas que desconocen la zona y este nuevo efecto.
Las autoridades deberán tomar nota de este fenómeno o acción del río para prevenir hechos lamentables. Esta obra realizada con la excusa de evitar supuestas inundaciones en ese sector, se podría haber realizado con proyectos ya existentes hace más de 15 años y elaborados por distintas cátedras de las facultades de la UNLP, proyectos ambientalmente sustentables, donde respetaban el paisaje, la accesibilidad, el humedal, sin necesidad de utilizar hormigón.
Estamos convencidos que no se puede degradar nuestro ambiente y la identidad ribereña, no sólo porque la costa y arroyos son Áreas Naturales Protegidas mediante la ordenanza 1829 que había derogado la actual Intendencia y tuvo que retrotraerse poniéndola nuevamente en vigencia por un dictamen de la Suprema Corte, además de la Ley de Bosques Nativos, que no fueron contemplados por el profesional que firmó el Estudio de Impacto Ambiental, que se puede sumar como otro hecho grave.
En la puesta en marcha de estas obras que pueden poner en juego a las generaciones futuras, y que se viene denunciando por las graves consecuencias negativas, debe primar no solo el sentido común y sino también la opinión de profesionales o especialistas serios, debido que los recursos naturales no son infinitos y una persona por más poder que posea, no puede decidir el futuro de las generaciones venideras.
Fuentes: Noticiasensenada.info; Primerapagina.info; Visionpolitica.info; Lamovidaplatense.com.ar y Criticaargentina.com.ar